5 MUÑECAS PARA LA LUNA DE AGOSTO (Mario Bava) / 1970: William Berger, Ira de Furstenberg, Maurice Poli, Teodoro Corrà, Edwige Fenech, Howard Ross, Ely Galleani, Edith Meloni.

   Un grupo de conocidos se reúnen en una casa ubicada en una playa de una isla desierta. Aunque en un principio el motivo del encuentro aparenta ser el disfrute de unas vacaciones, el objetivo real de casi todos los asistentes es hacerse con la fórmula de una resina sintética creada por uno de ellos. Así, y en un principio, intentarán conseguir su propósito mediante suculentas cantidades de dinero, que van aumentando según son rechazadas de manera fehaciente por el científico. Pronto se comienzan a suceder los asesinatos entre el grupo, diezmado y sin posibilidad de ayuda externa a causa del aislamiento que sufren, pareciendo ser el objetivo del criminal la codiciada fórmula.

   Uno más de los giallos de Mario Bava, y sin duda alguna, el más flojo de todos ellos, lejos de la maestría de La muchacha que sabía demasiado, 1962 (considerado el primer giallo de la historia); 6 mujeres para el asesino, 1964; Un hacha para la luna de miel, 1969; o Bahía de sangre, 1971. Nos encontramos ante un filme que anticipa, a grandes rasgos, lo que veríamos en la última de las películas mencionadas, esta sí, una obra más que notable. Así, hallamos una retahíla de personajes más que odiosos, capaces de cualquier cosa por lograr lo que buscan. Todos ellos irán cayendo en un esquema similar al ofrecido por Agatha Christie en su novela Diez negritos, tal y como sucedía en Bahía de sangre. Capaz de aunar los peores vicios del subgénero nacido en Italia (uso excesivo del zoom; música psicodélica setentera en absoluto conveniente; trama folletinesca; absurdo giro final, con explicación ridícula que retrata al único personaje honesto hasta ese momento…), pocos elementos resultan destacables en su exiguo metraje (ochenta minutos de duración, incluidos títulos de crédito), salvo la presencia de la siempre bellísima Edwige Fenech (una de las actrices más agraciadas de las afines al género del terror), que como suele ser habitual, luce su esplendorosa anatomía para goce y disfrute del espectador masculino; o la escena en la que Poli y Corrà pelean en el despacho del segundo: en uno de los múltiples empellones, el primero tropieza con un estante, derribando un jarrón que contiene decenas de bolas de cristal. Estas ruedan primero por la oficina, cayendo por las escaleras, y siguiendo su recorrido por un pasillo hasta llegar al cuarto de baño, donde acaban hundiéndose en la bañera en la que se encuentra el cuerpo ya sin vida del personaje interpretado por Meloni, esposa del primero de los contendientes implicados en la disputa.

(3/1)