ADAM & EVIL (Andrew Van Slee) / 2004: Sean Arnfinson, Lynsey Brothers, Erica Cerra, James Clayton, Jeffrey Fisher, Jodie Graham, Brody Harms, Barbara Kottmeier, Terran Orletsky, Tiffany Patterson, Richard Paterson, Kevin Robson, Shane Twerdun, Allison Warnyca.
Una caterva de gañanes, cuyo líder es Adam (Arnfinson), un cenutrio que se cree culpable de provocar un incendio que acabó con una familia entera, pone rumbo a un campamento junto a un lago para celebrar su graduación. Allí serán masacrados por un asesino en serie que ronda por los alrededores. Sí, la historia es la misma que la de Viernes 13, Sean S. Cunningham, 1980, y cualquiera de sus secuelas, pero todas ellas, a su lado, parecen obras maestras no ya del género, sino del séptimo arte en general.
Nos encontramos ante uno de los peores slashers de todos los tiempos, inferior, incluso, a deshechos del calibre de ¿Quieres que te cuente un secreto?, Thomas Bradford, 2001, o La maldición del 49, John Carl Buechler, 2003. Es complicado no encontrar nada destacable en noventa minutos de metraje, pero es que aquí todo es material de derribo: el guión está trufado de situaciones grotescas (por extraer cuatro ejemplos aberrantes -en la película hay decenas-: el imbécil que se toma una sobredosis de Viagra para seducir a una compañera; la ridícula subtrama de los idiotas que persiguen al grupo porque una de las chicas ha dejado a uno de ellos, erigiéndose éste en salvador de los supervivientes -el mismo que asesina, sin razón aparente, al guardabosques-; el final, con la necia explicación de Evelyn -Kottmeier- para asesinar a sus amigos -si Adam cree que causó el fuego, ¿Cómo van a relacionarla a ella con lo sucedido?-; y, finalmente, la absurda coincidencia de que Adam y Evelyn tuviesen la idea de lanzar bengalas contra la casa el mismo día y a la misma hora -el primero, para gastar una broma, la segunda, para acabar con la familia que rechazó su adopción-) y a diálogos que producen escozores y sarpullidos (imposible poner un solo ejemplo. Basta con ver los cinco primeros minutos de película para sentir vergüenza ajena); los actores y actrices dan lástima, sobreactuando hasta el límite (atención a uno de los chicos comparando a una compañera con Rambo); los asesinatos tienen lugar fuera de plano y carecen de cualquier atisbo de tensión (destaca el de la pareja en la balsa, cuyos cuellos son atravesados de manera imposible por una flecha -en el último plano de la escena, vemos como la chica respira claramente-); y la ambientación es paupérrima (nos dicen que la acción acontece en un campamento, pero la película podría estar rodada en el jardín de la casa del director).
(1/1)
CARÁTULAS Y POSTERS
TRAILER USA 1
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