ALAS EN LA NOCHE (Arthur Hiller) / 1979: Nick Mancuso, David Warner, Kathryn Harrold, Stephen Macht, Strother Martin, George Clutesi, Ben Piazza, Donald Hotton, Charles Hallahan, Judith Novgrod, Alice Hirson, Par Corley.
Una reserva india de Nuevo Méjico sufre los ataques de una inmensa turba de murciélagos vampiro. Cuando los seres humanos comienzan a sustituir a los animales en la cadena alimenticia de los mamíferos voladores, el Sheriff Duran (Mancuso, la voz del asesino al teléfono en la versión original de ese pequeño clásico que es Navidades negras, Bob Clark, 1974) se verá obligado, con la ayuda de Anne (Harrold), su pareja, y de Phillip Payne (un Warner inmenso, como siempre, capaz de lograr una interpretación majestuosa aunque sea anunciando un lavavajillas), un experto cazavampiros, a buscar y destruir la manada, oculta en alguna de las múltiples cuevas que horadan el subsuelo de las montañas del desierto mejicano.
Un inexperto en el género como es Hiller (de hecho, esta es su única incursión en el cine de terror) se encargó de dirigir esta peliculita de murciélagos asesinos (a la que Bats, Louis Morneau, 1999, le debe en gran medida su existencia. De hecho, las conclusiones de ambas, que tienen lugar en la inmensa cueva donde se refugian los animales, guardan más de una similitud) que acaba resultando un tanto aburrida pese a que tenga algún momento de lucidez. Así, entre estos podemos apuntar el salvaje ataque en pleno desierto al grupo de excursionistas guiados por Anne, en el cual dos de las mujeres del grupo acabarán pereciendo, mientras que los restantes miembros fallecerán poco después, a consecuencia de un accidente automovilístico que se produce durante la huida. También se puede destacar, por inquietante, el descenso de Duran a las catacumbas del pueblo, en las que halla los cadáveres de varios jefes de la tribu india, que van siendo iluminados por la antorcha que porta el protagonista. Lástima que los diálogos vacuos y carentes de interés acaben lastrando el conjunto, que se ve igualmente perjudicado por un absurdo final en el que los murciélagos son vencidos por la magia de los nativos, obviando la lógica del procedimiento seguido hasta el momento por Payne.
Destacar finalmente la aparición en el reparto de Stephen Macht (Galaxina, William Sachs, 1980; Una pandilla alucinante, Fred Dekker, 1987; La fosa común, Ralph S. Singleton, 1990; Amityville 1992: Es cuestión de tiempo, Tony Randel, 1992; o Watchers: Reborn, John Carl Buechler, 1998), en el papel de un miembro de la tribu que resulta ser el rival de Duran, pues pretende explotar los recursos naturales que esconde la reserva, algo a lo que se opone frontalmente el protagonista.
(3,5/1)