ALIEN VS. PREDATOR (Paul W. S. Anderson) / 2004: Sanaa Lathan, Raoul Bova, Lance Henriksen, Ewen Bremner, Colin Salmon, Tommy Flanagan, Joseph Rye, Agathe de la Boulaye, Carsten Norgaard, Sam Troughton, Petr Jakl.

 

   Una señal térmica proveniente de la Antártida es recibida por los científicos de la corporación Weyland, cuyo fundador, Charles Bishop Weyland (Henriksen), organiza una expedición comandada por Alexa Woods (Lathan, vista en Blade, Stephen Norrington, 1998), una reputada investigadora que es reclutada junto a un variado grupo de expertos para dirigirse a la ubicación de la que proviene la citada señal. Al llegar al lugar, descubren una población abandonada justo un siglo antes, cuando todos sus habitantes desaparecieron sin motivo aparente, y que el rastro proviene del subsuelo. Una batida por las inmediaciones revela un túnel perfectamente trazado que conduce al interior de la tierra. Al descender por el mismo, la expedición descubre una pirámide en la que se sitúa la señal, decidiendo entrar en ella para proseguir con la investigación, pero lo que descubrirán en su interior será el mismísimo horror, viéndose inmersos en una brutal batalla entre dos razas alienígenas ancestrales enfrentadas a muerte.

 

 

   Basada en la serie de cómics creada por Dark Horse que vería la luz en 1989 y el videojuego para recreativas creado por Capcom en 1994 (aunque el enfrentamiento entre ambos sería visualizado por primera vez en pantalla en Depredador 2, Stephen Hopkins, 1990, cuando en la conclusión de la misma el personaje interpretado por Danny Glover entraba en la nave de los cazadores, encontrando entre los trofeos colgados en las paredes, cráneos de diversas especies alienígenas, el de un alien), Alien vs. Predator se convierte en un filme tan entretenido como absurdo (los depredadores llegaron a la Tierra hace siglos en sus naves espaciales, siendo adorados por los humanos, que los tomaron por dioses a los que veneraban y honraban, construyendo pirámides y otros monumentos para ellos y considerando un honor el ser utilizados como huéspedes para albergar las crías de otra especie alienígena traída por los propios depredadores, crías que se desarrollaban en su interior y que nacían de su pecho, acabando con la vida del individuo que lo había alojado hasta ese momento. ¿Y de dónde salían esas crías? De los huevos puestos por una reina alien de varios siglos de antigüedad, encerrada y encadenada en la parte más profunda de la pirámide, de los que salen los abrazacaras que fecundan a los seres humanos a través de la boca, dejando en su interior el embrión alienígena. El fin de ese sacrificio: dejar que esos alienígenas se desarrollaran hasta alcanzar la madurez, para ser cazados por los depredadores para demostrar su valor ante los suyos. ¿Parece increíble leyéndolo? Pues viéndolo en pantalla resulta aún más inaudito) y olvidable (pese a que el guión está escrito por el propio director en colaboración con Dan O´Bannon y Ronald Shusett, autores del libreto original de Alien: El octavo pasajero, Ridley Scott, 1979), repleto de personajes planos y estereotípicos (Salmon repite el mismo papel que hiciera en Resident evil, Paul W. S. Anderson, 2002, y su muerte resulta muy similar a la que sufriera en dicho filme, en el que era troceado por un rayo láser múltiple. Aquí es la red lanzada por un depredador la que comienza a desmembrarlo, aunque su sufrimiento se acorta cuando el extraterrestre lo atraviesa con su lanza), con momentos que resultan, eso sí, espectaculares, gracias a los fantásticos efectos físicos (el primer enfrentamiento entre un alien y uno de los depredadores, en el que la batalla resulta orgánica, con los objetos rompiéndose al ser golpeados por los contendientes, o cuando uno de éstos es lanzado contra las columnas o paredes que los rodean, y que culmina con la muerte de la segunda de las criaturas, que termina con la cabeza atravesada por la mandíbula retráctil del alien, cuyo rostro se refleja en los ojos del depredador; o el momento en el que el último de los depredadores arroja uno de sus shurikens al abrazacaras que se lanza a su rostro, partiéndolo en dos, y vemos a un alien descendiendo silenciosamente por una pared ubicada a su espalda. El cazador se gira parcialmente y, con un gesto felino, alza y baja el brazo en el que porta una afilada cuchilla en una décima de segundo. La siguiente imagen muestra un primer plano del cráneo del xenomorfo, del que se desprende la parte delantera, cercenada con un tajo perfecto). La ausencia de gore (todas las muertes humanas acontecen fuera de plano, e incluso los huéspedes llevan ropas de tonos rojizos para evitar la visión de la sangre cuando las crías de alien atraviesan sus pechos para salir al exterior. En definitiva, la única sangre que veremos, eso sí, verdosa, será la de los contendientes extraterrestres) unida a los defectos señalados anteriormente no influyeron en el éxito en taquilla de la película, que recaudó un total de 172.544.654 $ a nivel mundial para un presupuesto de 60.000.000 $, propiciando una secuela, Alien vs. Predator 2, Colin & Greg Strause, 2007, que obtendría resultados similares, pues si bien su recaudación fue inferior (130.290.885 $), también lo fue su coste (40.000.000 $).

 

 

   Comparar esta película con las 4 de Alien (entre las que se cuentan dos obras maestras del cine -Alien: El octavo pasajero y Aliens: El regreso-) o las 2 de Depredador (la primera, una gozada, la segunda, apreciable pese a los radicales que dijeron que era mala sin molestarse en apreciar todas sus virtudes) resulta una absoluta pérdida de tiempo (tampoco creo que Paul Anderson pretendiera en ningún momento alcanzar el nivel de las seis películas originales). Tomada como lo que es, se convierte en un pequeño pasatiempo destinado a entretener a la gente que no hace daño a nadie

 

 

   Pero donde destaca especialmente el filme es en la cantidad de homenajes, referencias y alusiones respecto a la tetralogía original iniciada con Alien: El octavo pasajero, así como en las múltiples curiosidades existentes respecto a la historia o a determinados aspectos técnicos: en un principio la película fue concebida como una precuela de la citada Alien: El octavo pasajero, y como una secuela de Depredador, John McTiernan, 1987, hasta que se produjo el estreno de Prometheus, Ridley Scott, 2012, momento en el que diversas fuentes (entre ellas el propio Scott o Anderson, director del filme que nos ocupa) confirmaron que la franquicia Alien vs. Predator dejaba de ser parte oficial del universo Alien; Lance Henriksen da vida aquí a Charles Bishop Weyland, fundador de Industrias Weyland, la compañía que según la saga original se fusionaría con la Yutani Corporation para crear la Weyland-Yutani, lo que explica la existencia del androide Bishop en la primera y tercera entregas de la serie primigenia, hecho a imagen y semejanza del fundador de la empresa (el empresario y su copia son tan similares que aquí vemos al primero hacer con una pluma el mismo juego que su homólogo robótico repitiera con un cuchillo en Aliens: El regreso, James Cameron, 1986); el satélite del propio Weyland que aparece en la primera escena de la película tiene una silueta idéntica a la de la reina de la primera secuela de Alien; Arnold Schwarzenegger aceptó la proposición de efectuar un cameo en la conclusión del filme retomando el carácter de Dutch, al que diera vida en Depredador, si se daba la circunstancia de que saliera derrotado en las elecciones como gobernador de California, elecciones que ganó, imposibilitando dicho cameo; las señales de aproximación a la Tierra, en carácter “depredador”, son similares a las de la nave Nostromo al principio de Alien: El octavo pasajero; el muñeco del pájaro de la estación orbital es idéntico al que aparece en la susodicha Alien y en Alien3, David Fincher, 1992; los altares de la cámara de sacrificio están dispuestos en el mismo orden que las cámaras de hibernación de la primera entrega de la saga primitiva; y casi al final del filme, cuando la protagonista y el depredador se disponen a salir de la pirámide encontrándose con varios aliens, ella recoge un arma y, justo antes de disparar al xenomorfo, exclama en VO: “You are an ugly motherfucker”, la misma frase que Dutch le espetaba al cazador alienígena cuando este se quitaba la máscara en la primera Depredador.

 

 

   También son múltiples las curiosidades existentes a lo largo del metraje: en la versión extendida del filme se explica que los tres depredadores son adolescentes y cazadores novatos, y que en el filme se enfrentan a la prueba iniciática que consiste en enfrentarse a los aliens y darles  caza en la pirámide que sirve de localización principal; la espectacular reina alien que vemos en el filme, creada por dos magos de los FX con una trayectoria impecable en su campo como Alec Gillis y Tom Woodruff Jr. (que ya habían trabajado juntos en Aliens: El regreso y en Alien3), es el animatrónico más sofisticado creado hasta ese momento a lo largo de la historia del cine, con el doble de partes móviles o articulaciones que el tiranosaurio rex de Parque Jurásico, Steven Spielberg, 1993 (de hecho, y por exigencia de Anderson, la mayoría de los efectos que vemos en pantalla son físicos, en total un 70%, usando la infografía única y exclusivamente cuando no era posible utilizar animatrónicos, o para “arreglar” alguna escena concreta); Gillis y Woodruff Jr. Tienen un pequeño cameo al inicio del filme como los técnicos que descubren la radiación térmica que proviene de la pirámide; existe una escena eliminada del montaje final en la que se explica lo sucedido en la estación ballenera bajo la que se construyó la pirámide, en 1904; el personaje de Verheiden (interpretado por Flanagan) es un homenaje a Mark Verheiden, el creador de los primeros cómics de “Alien vs. Predator”; la película que ven los personajes que descubren la señal del satélite es Frankenstein y el hombre lobo, Roy William Neill, 1943, otro crossover entre monstruos míticos, y el código morse de dicha señal deletrea la frase: “Gane quien gane, nosotros perdemos”, que sería utilizada como tagline para promocionar el filme; el predador Scar, que finalmente coopera con Alexa, está interpretado por Ian Whyte, un ex-jugador inglés de baloncesto que mide 2,15 m; las palabras “alien” o “depredador” no son mencionadas en ningún momento en la película (algo que sí sucede en la versión doblada al español); Ridley Scott se declaró como enérgico detractor del filme, mientras que James Cameron admitió haberlo disfrutado, situándolo en el tercer lugar de su ranking particular de la franquicia; Guillermo del Toro fue uno de los directores considerados para efectuar la película, pero finalmente eligió rodar Hellboy, 2004; ésta es la segunda película de Anderson que se sitúa en un universo cinemático creado por Ridley Scott, en este caso en el de Alien, siendo la primera Soldier, 1998, que se sitúa en el mismo mundo que Blade runner, 1982; y con esta película Lance Henriksen se convierte en el segundo actor que es asesinado por un Alien, un Depredador o un Terminator, habiendo sido el primero Bill Paxton.

 

 

(6/6)

 

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TRAILER USA 1

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(Subtítulos español)

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