AMSTERDAMNED: MISTERIO EN LOS CANALES (Dick Maas) / 1988: Huub Stapel, Monique van de Ven, Serge-Henri Valcke, Tanneke Hartzuiker, Wim Zomer, Hidde Maas, Lou Landré, Tatum Dagelet, Edwin Bakker, Door Van Boeckel, Barbara Martijn, Pieter Lutz, Simmone Ettekoven, Koos van der Knaap.

 

   Un asesino en serie disfrazado de buzo aprovecha los canales de la ciudad de Amsterdam para llevar a cabo sus fechorías, acechando a sus presas desde el agua y eliminándolas cuando se hayan indefensas y solitarias (todos y cada uno de los crímenes son claros homenajes a Tiburón, la obra maestra que Steven Spielberg dirigiera en 1975. Incluso uno de los asesinatos, el de la chica que flota sobre la colchoneta en el canal, remite por un lado a la citada película -el cuchillo que rasga el flotador es similar a la aleta de un escualo-, y, por otro, a Pesadilla en Elm Street, Wes Craven, 1984, concretamente a la secuencia en la que el guante lleno de cuchillas de Freddy Krueger emerge del agua en la bañera de Nancy -Heather Langenkamp- mientras ésta sestea sin advertir lo que sucede). Eric Visser (Stapel, que ya protagonizara otro de los tres filmes de Maas adscritos al género -El ascensor, 1983-. El tercero sería Saint, 2010) es el inspector de policía, separado y padre de una adolescente para más señas, que intentará evitar que la lista de víctimas siga aumentando.

 

   Casi ya a finales de la década de los ochenta (aquella que significó la explosión definitiva del slasher) vio la luz este nuevo ejemplo del subgénero sobre asesinos en serie, proveniente de un país como Holanda que jamás destacó por su producción de cine fantástico. Nos encontramos así ante una rareza dentro del catálogo de productos clónicos que saturaron los estantes de los videoclubs de aquella época, no ya solo por su origen, sino por el entorno que enmarca la acción: ni más ni menos que los canales de la ciudad holandesa de Amsterdam (atención a la larguísima e imponente persecución en lanchas motoras que tiene lugar en los mismos), y por la manera de proceder del asesino en cuestión, escrutando a sus víctimas desde las aguas y utilizando éstas para desplazarse sin dejar rastro. Por suerte, los personajes también son mucho más complejos y agradables que aquellos a los que estamos acostumbrados en este tipo de filmes (Stapel borda su papel de detective, con facilidad para atraer a las mujeres por un lado, pero también lidiando perfectamente con Anneke -Dagelet, también notable y no resultando en ningún momento repelente, algo difícil de conseguir en éste tipo de papeles-, su hija, con la que tiene una relación cordial, como si ésta fuese de amistad en lugar de paterno-filial. De todas formas, también son destacables van de Ven como Laura, la chica de la que se enamora Vissier en el club de buceo; Valcke en el rol de Vermeer, detective y compañero del protagonista; Zomer dando vida a John, buzo profesional y agente de policía que fuera pareja de la ex-mujer de Eric, con el que mantiene cierta rivalidad, aunque amistosa, por ese asunto, y que coopera en la investigación de los asesinatos -entre los que destaca el primero, el de la prostituta que es acuchillada repetidas veces, siendo luego su cadáver colgado de un puente. Un barco de recreo colisiona con el cuerpo, que es arrastrado por el tejado de cristal de la embarcación mientras los turistas gritan aterrorizados-; e incluso Bakker en el papel de Willy, el amigo de Anneke, que dice poseer la capacidad de comunicarse con los muertos), y asistimos a ciertas escenas humorísticas que, debido a la naturalidad de esos personajes, no resultan forzadas salvo en contadísimas excepciones (la secuencia de la detención de la pastelería, con el ladrón cuya cara acaba en una tarta, la cual se empieza a comer, y que recuerda el humor de la infame Los Flodder, serie de la que Maas realizaría varios capítulos y que derivó en una saga de películas aún más lamentables si cabe), ayudando a liberar cierta tensión acumulada (todas aquellas en las que participan Anneke y su amigo, o la del anciano que se entrega en comisaría vestido con un bañador y con unas gafas de buzo declarándose autor de los crímenes. Cuando uno de los agentes le dice: “Te caerá la perpetua”, él, con gesto estoico, responde: “Lo soportaré”).

  

   Es una pena que el filme padezca de ciertas incoherencias que lastran el conjunto (la muerte de la recolectora de donativos, a la que se le cae la hucha mientras se desplaza en bicicleta justo a la altura a la que se encuentra el asesino sumergido en el canal; el juego en el que participan Willy y Anneke, en el que el primero le indica en un mapa a la segunda donde se halla el asesino oculto. Los dos jóvenes van hasta el lugar y el chico se cae al agua empujado por su amiga. Cuando se van, el buzo emerge a escasa distancia mientras les observa; o el momento en el que Vermeer sigue las burbujas que se desplazan por uno de los canales tras el asesinato de John, pensando que se trata del homicida. Cuando cierran y vacían la esclusa en la que éste se queda encerrado, comprueba que ha estado persiguiendo su bombona de oxígeno -dos preguntas: ¿Cómo se desplaza el equipo sin que nadie lo arrastre bajo el agua? ¿Se vacía antes la esclusa que la bombona?), aunque el balance final es positivo, ofreciendo un entretenimiento bastante aceptable siempre que no pidamos demasiado.

 

(6/3)

CARÁTULAS Y POSTERS

TRAILER USA 1

TRAILER ALEMANIA 1

TRAILER DINAMARCA 1

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