ANATOMÍA 2 (Stefan Ruzowitzky) / 2003: Barnaby Metschurat, Herbert Knaup, Heike Makatsch, Roman Knizka, Wotan Wilke Möhring, Frank Giering, Hanno Koffler, Franka Potente, Rosie Alvarez, Sebastian Nakajew, Felix Kramer.
Jo (Metschurat) es un estudiante de medicina que, una vez acabados sus estudios, decide mudarse a un reconocido hospital de Berlín en el que entrará en contacto con un grupo que opera (nunca mejor dicho) en el lugar y que pertenece a los antihipocráticos. Seducido por el proyecto que se traen entre manos, consistente en sustituir los músculos orgánicos del ser humano por otros artificiales que no se cansan ni se deterioran, ofreciendo además un rendimiento mucho más óptimo, y ante la perspectiva de poder brindarle a su hermano parapléjico una cura a su enfermedad degenerativa, accede a formar parte de la sociedad. Cuando descubre que sus colegas no se detienen ante nada, eliminando a todo aquel que intente abandonarles o dar a conocer sus prácticas oscuras, comprobará que tanto su vida como la de las personas que le importan corren peligro.
La secuela de Anatomía, ídem, 2000, se aleja un tanto de las convenciones del slasher adolescente para adentrarse en los parámetros del thriller. Para ello, utiliza la figura de un ser malvado y carente de toda ética, el profesor LaRousse (Knaup, más que correcto), que utiliza a sus huestes a su antojo para lograr sus fines, los cuales serían abrazados con vehemencia por Hitler y los nazis (su objetivo es crear un ejército de superhombres físicamente perfectos). Así, el médico se aprovecha del poder que ejerce sobre sus influenciables alumnos, una tropa de snobs que se creen superiores al resto de sus semejantes, que le sirven como conejillos de indias (se someten a operaciones en las que prueban los músculos artificiales, o se inyectan cualquier droga, estimulante o calmante, que les permita seguir trabajando el tiempo necesario mientras soportan el dolor causado por las intervenciones) y que, con una sola orden, asesinan a todo aquel que ose poner en peligro el proyecto. Pese a ese alejamiento del género, Ruzowitzky logra algún que otro momento de tensión y escalofrío (el asesinato de Sven -Giering, actor que dio vida a Peter, uno de los fríos y metódicos asesinos de Funny games, Michael Haneke, 1997, y que falleció en el año 2010 a causa de un envenenamiento-, obligado a saltar desde la azotea del hospital por sus colegas, que manejan sus movimientos con un ordenador), obteniendo un resultado final más que aceptable.
Papelito para Franka Potente, protagonista de la primera entrega, una agente que se dedica a investigar los actos de los antihipocráticos.
(6/2)