ANATOMÍA (Stefan Ruzowitzky) / 2000: Franka Potente, Benno Fürmann, Anna Loos, Sebastian Blomberg, Holger Speckhahn, Traugott Buhre, Oliver Wnuk, Arndt Schwering-Sohnrey, Andreas Günther, Antonia Cäcilia Holfelder, Rüdiger Vogler, Barbara M. Ahren, Werner Dissel, Gennadi Vengerov.

   La joven estudiante de medicina Paula Henning (Potente, bastante menos irritante que en Creep, Christopher Smith, 2004), acude a la prestigiosa Universidad de Heidelberg después de ganar una beca en un certamen nacional. Allí pretende concluir su carrera, pero pronto comenzarán a sucederse todo tipo de extraños acontecimientos (desapariciones, asesinatos…) que harán que la chica comience una investigación durante la cual averiguará que en el centro aún opera, en la sombra, una antigua logia denominada los antihipocráticos, que defienden la legitimidad de cualquier acto que suponga un avance médico sin detenerse en aspectos éticos de ningún tipo.

   La fiebre por el slasher desatada por Scream, Wes Craven, 1996, y sus secuelas no solo tuvo consecuencias en Estados Unidos, puesto que la pasión ferviente por el psycho killer de turno se hizo extensiva a otros continentes, como Europa. La respuesta alemana a la película de Craven fue esta Anatomía, superior a muchos de los derivados completamente descafeinados surgidos en Norteamérica (últimos veranos, leyendas urbanas y demás) y, por supuesto, a los más significativos que surgieron en España (la correcta aunque excesivamente fría El arte de morir, Álvaro Fernández Armero, 2000; la pésima aunque divertida Tuno negro, Pedro L. Barbero & Vicente J. Martín, 2001; y la definitivamente atroz School killer, Carlos Gil, 2001). La película se toma su tiempo en presentarnos a la protagonista y el inmenso decorado en el que nos moveremos, esa enorme universidad que constituye un marco incomparable para desarrollar un filme de estas características y que se muestra desaprovechado en parte, pues la acción tiene lugar en escasas localizaciones (el depósito de cadáveres, el aula donde se dan las clases de anatomía, la biblioteca, y la espectacular y perturbadora sala donde se exhiben multitud de cuerpos humanos disecados). Por lo tanto, la primera aparición de los asesinos tarda en llegar, pero cuando lo hace, causa asombro y repulsión (ese chico que se despierta de la anestesia en una cama de operaciones y va dándose cuenta, a la par que el espectador, de su terrible situación, puesto que su torso y estómago se hallan completamente abiertos en canal y sujetos con pinzas, mientras que dos jóvenes le extraen varios órganos que depositan en una bandeja, en la que ya descansan otras vísceras extirpadas con anterioridad. La angustia y la tensión no cesan -es más, se incrementan, llegando a formarse un nudo en el estómago- cuando un ligero movimiento de cámara nos muestra uno de los brazos del joven, sin piel ni carne en varias partes de los dedos, y con los músculos y los huesos al descubierto -escena que, por cierto, recuerda a Hostel, 2005, aunque no será la única vez que la película de Eli Roth acuda a nuestra memoria a lo largo del metraje-). Los crímenes posteriores carecerán de la garra del mencionado (Gretchen -Loos- será disecada y expuesta en la sala de taxidermia, aunque solo veremos el resultado del experimento cuando Paula descubre el cuerpo de su amiga en ese lugar; el profesor Grombek -Buhre- perecerá a golpe de bisturí, en un asesinato mil veces visto con anterioridad…), aunque Ruzowitzky, apoyándose en la labor de sus actores; en unos personajes que consiguen conectar con el espectador (Caspar -Blomberg-, el joven que se enamora de la protagonista, resulta engreído y presuntuoso, pero termina cayendo simpático); y en una historia original (el tema de los antihipocráticos y su relación, mencionada de manera velada, con el nazismo; la existencia de una logia que defiende algo tan deplorable como la experimentación en seres humanos dentro de una universidad de prestigio, algo que parece anacrónico, pero que está bien hilado dentro de la trama, resultando convincente…), consigue mantener el pulso y la atención de la audiencia pese a algún que otro fallo disculpable (el error de descubrir la identidad de uno de los asesinos a mitad de metraje; la escena en la que ese asesino, tras cometer un crimen, se encierra en una sala anexa a la de cadáveres cuando llega la mujer de la limpieza, atrancando la puerta, que es liberada por dos ayudantes, incapaces ambos de darse cuenta de que, si la puerta ha sido obstruida por el interior, es imposible que el que lo ha hecho haya salido de la habitación).

(6/6)

CARÁTULAS Y POSTERS

TRAILER ALEMANIA 1

TRAILER USA 1

COMENTARIOS