AULLIDOS (Joe Dante) / 1981: Dee Wallace, Patrick Macnee, Dennis Dugan, Christopher Stone, Belinda Balaski, Kevin McCarthy, John Carradine, Slim Pickens, Elisabeth Brooks, Robert Picardo, Margie Impert, Noble Willingham, James Murtaugh, Jim McKrell, Kenneth Tobey, Don McLeod, Dick Miller.

   Karen White (Wallace, que sería elegida por Steven Spielberg para coprotagonizar E.T.: El extraterrestre, 1982, después de ver su interpretación en esta película), una conocida presentadora de televisión, es acosada por un maníaco sexual. La policía le tiende una trampa al perturbado utilizando a la joven como cebo, acabando la misión con la muerte del hombre. A pesar de ello, Karen queda ligeramente traumatizada, sufriendo pesadillas constantes que no le permiten llevar una vida normal. Tras acudir a la consulta de un psiquiatra y siguiendo su consejo (Macnee, el John Steed de la serie Los vengadores, y al que además vimos en las interesantes El profundo silencio de la noche, Dan Curtis, 1977; Museo de cera, Anthony Hickox, 1988; y su secuela, Museo de cera 2: El misterio de los agujeros negros, ídem, 1982), la chica se retira junto a su marido (Stone, esposo de Wallace -de él tomó su apellido, siendo conocida durante años como Dee Wallace Stone-, y que intervino con ella en otra conocida película de terror: Cujo, Lewis Teague, 1983, falleció en 1995 de un infarto de miocardio, a la temprana edad de 53 años) a un centro de rehabilitación en el campo. Las cosas parecen mejorar, pero la desaparición del cadáver del asesino y el extraño comportamiento de las personas que conviven en el lugar harán que los amigos de Karen y ella misma, tras una serie de investigaciones, descubran que los habitantes del centro no son seres humanos, sino hombres lobo.

   Este es el argumento de una de las obras más conocidas del cine de terror de los ochenta, que compartió distinciones con la (para mi) inferior (refiriéndonos a la historia, no así a los FX) Un hombre lobo americano en Londres, John Landis, 1981, en cuanto al subgénero licantrópico se refiere. Las caracterizaciones, así como las transformaciones, obra de Rick Baker (ganador del primer Oscar concedido a los FX de maquillaje por las mismas) y de su equipo, compuesto por auténticas instituciones como Steve Johnson o Craig Reardon, destacan sobre las creadas por Rob Bottin, Greg Cannom y Bill Sturgeon para el filme de Dante. De todas formas, la película supone un festín para el aficionado, que puede contemplar en pantalla a auténticas leyendas del cine en general y del género de terror en particular: A las ya citadas apariciones de Wallace y Mcnee se unen las de Balaski (vista en Cannonball, Paul Bartel, 1976; y por otro lado, una habitual en la filmografía de Dante, habiendo intervenido en Piraña, 1978; Gremlins, 1984; Gremlins 2: La nueva generación, 1990; Matinee, 1993; y Pequeños guerreros, 1993) como la amiga de Karen que investigará a los licántropos junto a su pareja (Dugan); Mc Carthy (el inolvidable Dr. Miles de La invasión de los ladrones de cuerpos, Don Siegel, 1956, aunque también intervino en Piraña, 1978; o Cuidado con la medianoche, Jack Bender, 1985) en el papel del director de la cadena en la que trabaja la protagonista; Carradine (un actor que empezó a forjar su carrera en pequeños papeles en clásicos como El hombre invisible, James Whale, 1933; The Black cat, Edgar G. Ulmer, 1934; o La novia de Frankenstein, James Whale, 1935, para acabar labrándose una auténtica carrera en el género fantástico, interviniendo en películas como La zíngara y los monstruos, Erle C. Kenton, 1944;  La mansión de Drácula, ídem, 1945; The astro-zombies, Ted V. Mikels, 1968; Ondas de choque, Ken Wiederhorn, 1977; El monstruo del armario, Bob Dahlin 1986; o Engendro satánico, Kenneth J. Hall, 1988) como uno de los hombres lobo; o Miller (otro colega de Dante, al que vimos en Piraña, 1978; Gremlins, 1984; Gremlins 2: La nueva generación, 1990; y Matinee, 1993), aunque también hay cameos destacados (Forrest J. Ackerman, el inventor del término Ciencia Ficción en el año 1954, creador de Vampirella, coleccionista de objetos relacionados con el género –se cuenta que llegó a poseer más de 300000 artículos, que llenaban ocho habitaciones de su hogar-, y autor de la mítica revista Famous monsters of Filmland, es uno de los clientes de la librería que regenta Miller; Robert A. Burns, director artístico de La matanza de Texas, Tobe Hooper, 1974 –su estilo se hace notar en la ornamentación de la casa de los hermanos lobo interpretados por Brooks y Picardo- es el dependiente del Sex Shop; el legendario Roger Corman es el hombre que espera fuera de la cabina telefónica a que salga Karen; y el guionista John Sayles, autor de los libretos de la película que estamos analizando y de Piraña, 1978; o La bestia bajo el asfalto, Lewis Teague, 1980, es el forense de la clínica donde se encuentra el cuerpo del acosador). Por otro lado, el juego de referencias es constante, pues varios de los personajes tienen nombres de iconos destacados del género (Macnee se llama George Waggner, como el director de El hombre lobo, 1941; Balaski es Terry -o Terence- Fisher, director de varias producciones Hammer, entre las que destaca La maldición del hombre lobo, 1961; McCarthy adopta el nombre de Fred –o Freddie- Francis, otro habitual de la productora británica, realizador de La leyenda del hombre lobo, 1975; Carradine es Erle Kenton, otro realizador, éste de un conocido refrito de los monstruos de la Universal: La zíngara y los monstruos, 1944; y Pickens es Sam Newfield, director de The mad monster, 1942, aunque existen varios personajes más que aluden a conocidas celebridades, como Jerry Warren, Sam Newfield, Roy William Neill, Charlie Barton, Lew Landers o Jack Molina -sí, en clara alusión a Paul Naschy-).

   Por lo que respecta a los premios, ganó el de la crítica en Avoriaz en 1981, mismo año en el que se hizo con el Saturn al mejor maquillaje y efectos especiales concedido por la Academia de la Ciencia Ficción, Fantasía y terror de los Estados Unidos. Mencionar finalmente, a modo de anécdota, que Joe Dante estaba a punto de comenzar el rodaje de la, a la postre, terrible Tiburón 3, 1983, de la que finalmente se haría cargo Joe Alves, cuando le ofrecieron la dirección de Aullidos.

(7/4)

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