BANGKOK HAUNTED (Oxide Pang Chun & Pisut Praesangeam) / 2001: Pimsiree Pimsee, Pramote Seangsorn, Dawan Singha-Wee, Kalyanut Sriboonrueng, Pete Thongchua.

   3 amigas reunidas en una cafetería se entretienen contando cada una de ellas una historia de terror. En ellas se entrelazan temas como el amor o la venganza.

   En la primera de ellas (La leyenda del tambor – 3,5), una joven llamada Jieb (Pimsee) recibe un viejo tambor en su domicilio. Cuando visita a un antiguo profesor para preguntarle por el origen del instrumento, éste investiga la procedencia del mismo. Varios flashbacks van deshilachando lo sucedido, y en ellos descubrimos la trágica historia de dos hermanastros (un chico y una chica) que crecen juntos hasta que él, que padece una horrible deformidad en su rostro desde su nacimiento, se enamora de ella, prometida con un atractivo joven. Incapaz de sobrellevar la relación de su hermana, una noche la sorprende en un bosque cercano y le pide una pulsera que le regaló, cortándole el brazo cuando la chica se lo tiende para que coja el brazalete, asesinándola a continuación y arrojando el cuerpo a un lago cercano. El fratricida fabrica el tambor y mete la extremidad en su interior, y con él, el espíritu de la joven, haciendo que la maldición perviva hasta el día de hoy. Nada a destacar en la que es la más mediocre de las tres narraciones salvo ese inicio en la furgoneta, con la aparición del fantasma que araña con sus uñas la pierna del chico que lee un comic en la parte trasera del vehículo y que se lleva un sobresalto tremendo cuando descubre al espectro.

   La segunda (Black magic woman – 4), ligeramente superior a la anterior, narra cómo Pan (Singha-Wee), una atractiva aunque solitaria joven, descubre, gracias a una vecina, un ungüento que se descubre infalible para atraer a los hombres. Evidentemente, el origen del elixir en cuestión es, cuanto menos, oscuro, pues se obtiene de los cadáveres de chicas jóvenes recientemente fallecidas (el joven que lo fabrica lo consigue en la morgue, por la que se mueve a sus anchas gracias a un trato con el vigilante), y su uso resulta funesto, tanto para los seducidos como para la protagonista. En esta ocasión sí hay varios momentos que resultan inquietantes, como esa primera visita al depósito de cadáveres, en la que uno de los cuerpos, sentado en la camilla, abre los ojos; el picado que muestra a Pan con uno de sus amantes en la cama, después de hacer el amor, con el hombre dormido y abrazando al espectro de una de las jóvenes de las que se obtiene el elixir; el repulsivo exorcismo de ese mismo amante llevado a cabo por un monje, con el hombre vomitando fluidos corporales y muriendo finalmente; la visita del segundo de los seducidos, ya fallecido tras ser atropellado, a la protagonista, subiendo en el ascensor (atención a su rostro macilento y cadavérico) y persiguiendo a la chica por el apartamento hacha en ristre; o el final, con esa cámara que se mueve por un cementerio hasta llegar a una tumba, atravesando mármol, tierra y madera para entrar en un féretro, donde el último de los fallecidos abraza a Pan, aún viva, mientras le susurra una frase que resulta estremecedora: “Ahora estaremos juntos para siempre”.

   El último de los segmentos (Venganza – 4,5) muestra el hallazgo del cuerpo de una joven llamada Gunya, que aparece ahorcada en un embarcadero, y la investigación que lleva a cabo Nop (Thongchua), un joven policía que está convencido de que el aparente suicidio es realmente un caso de asesinato, contradiciendo de paso las órdenes de su jefe, que cree que el proceso está cerrado. Esta tercera historia, la más lograda, cuenta la maquiavélica venganza llevada a cabo por Gunya desde el más allá, consistente en hacer creer a Nop, con quien mantuvo una relación sentimental en el pasado, que su suicidio fue un asesinato (en la escena del crimen no aparece ninguna silla u objeto al que la joven se pudiera subir para ahorcarse. Luego descubriremos que la chica utilizó varios cubos de hielo de considerable tamaño de los que se usan en los barcos, los cuales se derritieron tras consumarse el suicidio) para que el agente elimine a los sospechosos involucrados: el marido de la fallecida, que la golpeaba constantemente y le provocó un aborto, y un antiguo amante que también la dejó abandonada. La revancha de Gunya se consuma cuando Nop, que también repudió a la joven tiempo atrás, es detenido por los crímenes, mientras el espíritu observa la escena agazapado en el techo del embarcadero. En este relato encontramos el momento más sangriento (esa autopsia mostrada con detalle) y también el más aterrador de todo el metraje, que se produce cuando Nop conduce en solitario por la noche y se detiene al ser advertido por una pareja que va en coche tras él. Al bajarse, el hombre le dice que llevan un rato viendo a una mujer en el asiento del acompañante luchando por salir del vehículo. Un plano del interior del mismo muestra que no hay nadie, pero cuando el otro automóvil se aleja, observamos a la fallecida en el lugar señalado.

   Finalmente, la propia historia que sirve como hilo conductor también tendrá su conclusión sorprendente y supuestamente aterradora, aunque, como el resto del filme, no logra provocar en el espectador prácticamente ninguna sensación, salvo indiferencia.

(4/3)