BODY BAGS: BOLSA DE CADÁVERES (John Carpenter & Tobe Hooper) / 1993: John Carpenter, Tom Arnold, Tobe Hooper (Segment: The morgue); Robert Carradine, Alex Datcher, Peter Jason, Molly Cheek, Wes Craven, David Naughton, Sam Raimi, George ´Buck´ Flower (Segment: The gas station); Stacy Keach, David Warner, Sheena Easton, Sheena Easton, Deborah Harry, Greg Nicotero (Segment: Hair); Mark Hamill, Twiggy, John Agar, Roger Corman, Charles Napier, Eddie Velez (Segment: Eye).

   Entrañable película de historias cortas muy similar a las narradas en formato cómic por la editorial DC en la revista Creepy, y llevadas a la pantalla por George A. Romero y Michael Gornick en Creepshow, 1982; y Creepshow 2, 1987; respectivamente.

   En esta ocasión es Carpenter quien ejerce de anfitrión o de Guardián de la Cripta, realizando el papel de un cadáver de la morgue que rebusca entre los muertos para contarnos sus historias (recordemos que en los Estados Unidos a los fallecidos violentamente se les introduce en una gran bolsa negra cerrada con una cremallera). Es él el que se lleva las frases más ingeniosas del guión (la escena de la chica dentro de un nicho a la que no puede sacar del mismo debido a sus inmensos implantes de silicona es impagable), y parece disfrutar como un niño de cada una de sus apariciones en pantalla, dando paso a cada segmento:

   En el primero de ellos (The gas station, John Carpenter – 6,5), Carradine (hijo de John y hermano de David y Keith) interpreta el papel de un amable dependiente de una solitaria gasolinera que resulta ser un loco maníaco (de hecho, en un claro auto-homenaje del director, escuchamos en la radio que ha cometido varios crímenes en Haddonfield, el pueblo en el que Michael Myers hiciera estragos en La noche de Halloween, 1978 y sus secuelas) que aterrorizará a la nueva empleada del turno de noche (Datcher). Ésta logrará acabar con el asesino con la ayuda de un cliente que se deja su tarjeta de crédito en la gasolinera (Naughton, el inolvidable protagonista de Un hombre lobo americano en Londres, John Landis, 1981) y que vuelve a recuperarla justo a tiempo.

   Como es habitual en estas producciones, el número de cameos para entretener al espectador más versado es ingente, pudiendo ver pasearse por la pantalla a Wes Craven (en el papel de un cliente un tanto pesado); Peter Jason (visto en otras películas de Carpenter, como Están vivos, 1988; En la boca del miedo, 1994; o El pueblo de los malditos, 1995); ´Buck´ Flower (otro habitual del director y del género de terror: La niebla, 1980; 1997: Rescate en Nueva York, 1981; Starman, 1984; Están vivos, 1988); o Sam Raimi como el empleado del mes de la gasolinera y víctima del asesino.

   El segundo segmento (Hair, John Carpenter – 7) es, quizá, el mejor. Un notable Keach da vida a un hombre obsesionado con su incipiente calvicie, que acudirá a una clínica que ofrece un milagroso sistema para evitar la caída del cabello. El doctor, interpretado por el siempre genial Warner (Cuentos de ultratumba, Kevin Connor, 1973; La profecía, Richard Donner, 1976; En compañía de lobos, Neil Jordan, 1984; Scream 2, Wes Craven, 1997), y su fiel enfermera (Deborah Harry, la cantante del grupo Blondie) resultarán ser unos extraterrestres cuyos planes no resultan demasiado halagüeños para el futuro de la humanidad.

   El maestro de los FX Greg Nicotero tiene un pequeño papel como uno de los melenudos (el que lleva el perro) que se pasean ante la mirada incrédula de Keach.

   Finalmente, la tercera historia (The eye, Tobe Hooper – 6), es la más floja con diferencia. El protagonista es un jugador de béisbol (interpretado por Hamill, el mítico Luke Skywalker de la primera trilogía de La guerra de las galaxias) que, pocos días antes de firmar el contrato de su vida con un equipo profesional, pierde un ojo en un accidente de tráfico. Un trasplante ocular resuelve sus problemas temporalmente, pero éstos no hacen más que comenzar cuando el hombre empieza a tener visiones horribles que proceden del dueño del ojo, un peligroso asesino. Ecos de Las manos de Orlac, Robert Wiene, 1924; o más recientemente, de Cuerpo maldito, Eric Red, 1991, para un capítulo excesivamente alargado. Eso sí, podemos disfrutar de la presencia del ya fallecido John Agar (La venganza del monstruo de la laguna negra, Jack Arnold, 1955; Tarántula, ídem, 1955; El cerebro del planeta Arous, Nathan Juran, 1958) y de una leyenda de la serie B de la talla de Roger Corman como los doctores que tratan al protagonista; de Charles Napier (Body count, Ruggero Deodato, 1987; Aliens del abismo, Antonio Margheritti, 1989; Maniac cop 2, William Lustig, 1990; Skeeter, Clark Brandon, 1993) como su entrenador; o de Eddie Velez (recordado por su papel de Frankie Santana en El equipo A) como uno de sus compañeros de equipo.

   Destacar finalmente la acertada fotografía de Gary B. Kibbe; los sangrientos FX de KNB FX Group (el plano de la cuenca del ojo abierta en la operación que sufre Hamill sigue poniendo los pelos de punta); y la aparición de Hooper y Tom Arnold como los dos forenses que hacen la autopsia final al cadáver de Carpenter.

(6,5/5)

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