CHICOS DEL MAÍZ 666: EL REGRESO DE ISAAC, LOS (Kari Skogland) / 1999: Natalie Ramsey, John Franklin, Paul Popowich, Nancy Allen, Stacy Keach, Alix Koromzay, John Patrick White, Sidney Bennet, Nathan Bexton.
La saga de los jóvenes homicidas de Gatlin, aquel pequeño pueblo de infausto recuerdo de la América profunda, recuperó algo de su fuelle y su dignidad (tampoco mucha, no se crean) en su sexta entrega, después del considerable bajón sufrido en el anterior capítulo. Para ello se retomó el argumento del filme original, rescatando a Isaac (un ya talludito Franklin, cuya caracterización resulta algo más inquietante que la que llevara a cabo en el filme de Kiersch), el líder del culto de los zagales en aquella ya lejana primera entrega, al que todos habíamos dado por muerto, y sumiéndolo en un inestable coma en el que permanece desde los acontecimientos acaecidos hace ya veinte años. La llegada a la población de Hannah (Ramsey), una joven que sabe que su auténtica madre, a la que busca, formó parte del culto de Isaac, provocará el despertar de éste, que ve en la chica a una enviada que permitirá el resurgir de la secta.
Sin llegar a ser nada del otro mundo, la película tiene algunos momentos rescatables (ciertas atmósferas creadas en el hospital; la sangrienta muerte, que tiene lugar en el maizal, de Morgan -Bennet-, a manos del autoproclamado profeta, o la de su novio, poco después, con una guadaña de por medio), todos ellos atribuibles a la labor de Skogland, que consigue sacar algo de partido a un material sumamente estéril. Destaca también la aparición de Keach (el detective Mike Hammer de la serie del mismo título) como el doctor del pueblo, y de Allen (la fiel compañera de Peter Weller en Robocop, Paul Verhoeven, 1987) como la madre biológica de la protagonista.
Lástima que al final se opte por el giro absurdo típico de la época, influido por Scream, Wes Craven, 1996 (lo que resulta aún más claro al venir de Dimension Films, productora de ésta última y habitual del cine de terror para adolescentes de ese periodo) en el que se dota de personalidad humana a la deidad del maizal, personificado además en uno de los protagonistas, un joven de apariencia chulesca con más pinta de ídolo de jovencitas que de deidad primigenia y malvada. Además, si la joven sabe que lleva el mal en su interior en forma de futuro bebé, la solución es sencilla, por lo que el monólogo final carece de sentido.
(4,5/3)
CARÁTULAS Y POSTERS
TRAILER USA 1
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