CONDENADOS DE ULTRATUMBA (Freddie Francis) / 1972: Ralph Richardson (El Guardián de la cripta), Geoffrey Bayldon (Guía), Joan Collins, Chloe Franks, Martin Boddey (Segment: And all through the house); Ian Hendry, Angela Grant, Susan Denny (Segment: Reflection of death); Peter Cushing, Robin Phillips, David Markham, Robert Hutton, Manning Wilson, Kay Adrian (Segment: Poetic justice); Roy Dotridge, Barbara Murray (Segment: Wish you were here); Patrick Magee, Nigel Patrick, George Herber, Harry Locke (Segment: Blind Alleys).
Un grupo de cinco personas que visitan un castillo son conducidas por el guía a una cripta. Allí, un extraño anfitrión les invita a tomar asiento y les cuenta varias historias, una por invitado, que concluyen con la muerte trágica de cada uno de ellos.
Los ya míticos filmes de segmentos de la británica Amicus (antes de éste ya habían producido Doctor Terror, Freddie Francis, 1965; El jardín de las torturas, ídem, 1967; o La mansión de los crímenes, Peter Duffell, 1971) basados en las historias publicadas en los comics “Tales from the crypt” y “Vault of horror” ofrecieron una nueva entrega en este Condenados de ultratumba, cuyo título original se corresponde con el de la primera revista citada. En esta ocasión nos encontramos ante cinco historias basadas en relatos de Al Feldstein, Johnny Craig y Bill Gaines, que fueron publicados por éste último y que responden al patrón característico de historia de terror que encierra un final que puede ser tanto trágico como impactante, pero que en última instancia siempre resulta aleccionador y moralista, brindando un mensaje que se suele repetir como un mantra, y que no es otro que “el que la hace, la paga” (también sería válido aquel que reza que “quien siembra vientos recoge tempestades”).
El primero de los cortes (And all through the house – 6) es el más mediocre de los cinco que se presentan, aunque luego sería objeto de una adaptación más larga como capítulo de la serie Tales from the crypt (segundo episodio de la primera temporada), contando, ahora sí, con críticas favorables. En el mismo, una por entonces semidesconocida Joan Collins previa a su paso por la telenovela Dinastía, asesina a su esposo, mientras la hija de ambos aguarda en su habitación del piso superior la llegada de Santa Claus. Casualmente, un asesino en serie disfrazado para la ocasión se dedica a sembrar el terror en el vecindario hasta llegar a la casa de nuestra protagonista, que se las ve y se las desea para ocultar el cuerpo de su cónyuge. Las cosas empeoran cuando en un descuido la pequeña baja al piso inferior y aparece junto a un orondo Papá Noel, que no es otro que el psicópata de turno dispuesto a proseguir sus macabras andanzas.
La siguiente historia (Reflection of death – 7) hace que la cinta suba varios enteros. En ella, un hombre infiel abandona sin previo aviso a su mujer y a sus hijos en beneficio de una joven y atractiva amante que le espera para comenzar una nueva vida. Durante la huída de ambos, el vehículo en el que viajan sufre un accidente en el que parece que solo sobrevive el protagonista (Francis, un habitual tanto de la Amicus como de la Hammer, ofrece un recurso tan manido como el plano subjetivo para mostrar el andar renqueante del protagonista hacia el automóvil en llamas en el que supuestamente se halla la joven, recurso que aquí resulta sumamente efectivo, pues nos sitúa en plena acción y nos hace partícipes del sufrimiento y la impotencia del hombre mientras asiste/asistimos en primera persona al fatal desenlace del accidente). Tras recuperarse de sus heridas regresa a su antiguo hogar, encontrándose a su esposa en brazos de otro hombre. Cuando llama a la puerta, la mujer sufre un ataque de pánico y comienza a gritar, provocando la huída del visitante. La situación no mejora cuando acude a ver a su amada, a la que encuentra en el antiguo apartamento de ésta, ciega. Un flashback revela que fue el hombre el que falleció en el accidente de tráfico, algo que se confirma cuando observa su reflejo en el espejo de una mesa de cristal, que devuelve la imagen cadavérica de un rostro sin vida. En ese momento la acción nos vuelve a situar en el coche en el que la pareja emprendiese la huída tiempo atrás, quedando claro que todo ha sido un sueño, aunque el mismo camión que propiciase la tragedia vuelve a cruzarse en el camino del automóvil justo antes del preceptivo fundido a negro.
El segmento intermedio (Poetic justice – 7,5) es quizá el mejor, por lo menos a juicio de quien esto escribe, a lo que contribuye la siempre fascinante aparición de Peter Cushing, en esta ocasión en un papel que, desgraciadamente, en ese momento podía sentir como propio. Su papel de viudo solitario que habla con su fenecida mujer a través de una güija parece un reflejo de la situación personal que en ese momento atravesaba y le torturaba, pues su esposa Helen había fallecido en sus brazos pocos meses antes tras sufrir una penosa enfermedad (el actor incluso consideró la opción del suicidio, y en su autobiografía cuenta que la misma noche en que se produjo el deceso de su amada, subió y bajó repetidas veces las escaleras de su casa a la máxima velocidad que le permitían sus piernas con la vana esperanza de sufrir un ataque al corazón. Finalmente, y como él mismo reconoció, tres factores hicieron que se replantease la opción de quitarse la vida: Su cobardía para ejecutar un acto semejante, sus fuertes creencias éticas -que no religiosas-, y una carta que Helen le dejó antes de morir pensando que su marido podría cometer una locura, y de la cual se reproduce un extracto a continuación: “…deja que el sol ilumine tu corazón. No languidezcas por mí, mi querido Peter, porque de otra manera no podrás descansar. No seas impaciente para abandonar este mundo, ya que no debes irte hasta que hayas vivido la vida que te han dado. Y recuerda, nos veremos otra vez cuando sea la hora exacta… esta es mi promesa”). El caso es que el anciano no está bien visto por sus arrogantes vecinos, un padre y su hijo, que lo consideran un desprestigio para el lustroso barrio en el que moran, pues viste con ropa harapienta y no de etiqueta, tiene un montón de perros, y les regala juguetes a los niños de los alrededores que él mismo recoge y repara. Así se inicia una campaña de desprestigio consistente en hacer creer a un tercer vecino que los perros del viejo han destrozado las rosas de su jardín, provocando que las autoridades se lleven a las mascotas; en convencer a un concejal para que le quite su trabajo en el ayuntamiento, privándole de paso de la jubilación; y en extender el rumor entre las madres de los niños de que el anciano es una mala influencia para sus retoños. El golpe de gracia consiste en enviarle decenas de postales de supuestos vecinos en las que éstos le injurian, humillan y le invitan a que se vaya. El hombre opta por el suicidio para reunirse con la única persona que le ha sido fiel (el arte imita a la vida), regresando de la tumba para arrancarle el corazón al más joven de sus enemigos. Será su padre el que encuentre el cadáver sobre la mesa con una nota que reza: “Eres mezquino y cruel, ahora no tienes…”, y que envuelve el órgano ensangrentado.
El penúltimo corte (Wish you were here – 6,5) se inspira claramente en el relato “La pata de mono”, de W.W. Jacobs, aunque aquí en vez del talismán del título nos encontramos con una pequeña efigie que cumple tres deseos pedidos por su “agraciado” posesor, eso sí, de forma un tanto peculiar y retorcida (premisa en la que también se basaron Wishmaster, Robert Kurtzman, 1997, y sus secuelas). Así, la esposa del dueño de la figura (un hombre sin escrúpulos que, entre otras cosas, se dedica al tráfico de armas) pide ser rica, causando la muerte de su marido (la víctima es perseguida por un motorista. Cuando descubre por el espejo retrovisor que el rostro de su acechador es una calavera -una imagen icónica para los que llevamos tiempo viendo películas de género-, sufre un fatal accidente) y cobrando el seguro de vida que éste había contratado. Después de que el abogado de la familia le cuente el relato de “La pata de mono”, ella insiste en arreglar la situación pidiendo un segundo deseo, consistente en que su esposo regrese como estaba justo antes del accidente, momento en el que varios hombres traen el féretro del hombre a casa, justo cuando una llamada revela que el fallecido expiró de un infarto antes de que el coche se saliese de la carretera. El último deseo, fruto de la desesperación, provoca que el marido vuelva a la vida y respire para siempre, lo que le provoca insoportables dolores y convulsiones, pues su cuerpo ha sido embalsamado. La irreflexiva mujer opta por desmembrar el cuerpo del hombre, logrando ésta vez sí, resultados definitivamente funestos.
En el último relato (Blind Alleys – 7) un nuevo director, antiguo Mayor del ejército, llega a un hogar para ciegos, tratando a éstos como si fuesen soldados. Así, elimina la calefacción nocturna y las mantas, con la excusa del ahorro, empeorando de paso la calidad de la comida y del servicio de limpieza. Eso sí, el hombre no escatima en cuadros, en la compra de suculentos manjares que devora en la soledad de su despacho junto a su perro, y en buen vino. Las penurias provocarán que uno de los ancianos fallezca de frío, provocando una rebelión entre el resto de internados, que primero raptan al animal y lo encierran en una celda de los sótanos, privándole de alimentos, haciendo posteriormente lo mismo con el director. Luego se inicia un arduo trabajo consistente en unir ambos calabozos por un angosto pasillo cuyas paredes de madera sostienen multitud de afiladas cuchillas. Al abrir la puerta del hombre, éste se encuentra cara a cara con su perro, muerto de hambre, que se lanza a por él, provocando una huída que solo puede acabar de forma trágica para el avaricioso patrón. Por cierto, el papel del invidente cabecilla es para Magee, un habitual de las producciones Amicus.
De regreso a la cripta nos encontramos con la consabida y habitual sorpresa, pues los interlocutores del guardián se hallan en una especie de limbo tras fallecer sin arrepentirse de sus actos. El centinela, en una última advertencia moralizante, mira a la cámara y advierte al espectador: “¿Quién será el siguiente? ¿Tal vez usted?”.
(7/2)
CARÁTULAS Y POSTERS
TRAILER USA 1
TRAILER USA 2
COMENTARIOS
Escribir comentario
Ricardo (jueves, 08 octubre 2015 15:05)
Interesante pagina. Se puede leer harto, aprender; pero lamentablemente no se puede ver la película completa. En eso falla.
Alejandro (jueves, 08 octubre 2015 17:52)
Hola, Ricardo. En un principio la página era solo de reseñas de películas, y de posters, covers, lobby cards y demás material gráfico de las mismas. Incorporar la posibilidad de ver las películas (las que se pueda, en youtube) mediante un enlace es algo que me llevo planteando bastante tiempo.
Un saludo.