EXORCISTA: EL COMIENZO. LA VERSIÓN PROHIBIDA, EL (Paul Schrader) / 2005: Stellan Skarsgard, Gabriel Mann, Clara Bellar, Billy Crawford, Ralph Brown, Istael Oyelumade, Andrew French, Antonie Kamerling, Julian Wadham.

   El Padre Lankester Merrin (Skarsgard) pierde la fe después de verse obligado a elegir entre diez civiles de su congregación que han de ser sacrificados por los nazis a cambio de evitar la muerte de todo el pueblo en el que ejerce como sacerdote. Años después, su pasión por la arqueología le lleva al norte de Kenia, donde es desenterrada una iglesia cuya construcción es fechada en la época bizantina, siglos antes de que el cristianismo llegase a la zona. La muerte de dos soldados ingleses que se adentran en el recinto para saquearlo y el cada vez más extraño comportamiento de las gentes que habitan en los alrededores del templo harán que Merrin se replantee su fe, pues todos los indicios apuntan a que el mismísimo diablo se encuentra detrás de todo cuanto sucede.

   Esta primera versión de la precuela de El exorcista, William Friedkin, 1973, dirigida por Paul Schrader es la que debió estrenarse en salas comerciales, pero la actuación de la productora Morgan Creek lo impidió basándose en que el resultado final no cumplía las expectativas requeridas (vamos, que la película en cuestión era lenta, no resultaba aterradora y carecía de las suficientes dosis de pirotecnia y gore capaces de saciar al público al que supuestamente iba dirigida). El testigo fue cedido a Renny Harlin, quien no solo reescribió el guión, sino que contrató a nuevos actores, rodó de nuevo el metraje y montó el filme a su gusto (y al de la productora, obviamente). Así, Schrader se encontró con que su obra no iba a ser estrenada en salas comerciales, optando por demandar a Morgan Creek y venciendo, con lo que su versión pudo ser finalmente exhibida en festivales y en algunas salas comerciales, gozando a su vez de una edición en DVD. Observados los resultados, nada hubiese sucedido si la película no hubiese visto la luz, al resultar más mediocre que la adaptación de Harlin, la cual, por otro lado, no era nada del otro mundo. Schrader desaprovecha la fotografía de Vittorio Storaro, a la que el director finés sí le sacó partido, y el score de Angelo Badalamenti no pasa del aprobado. Por otro lado, aspectos como las pésimas hienas digitales; el cacareado enfrentamiento entre nativos y soldados ingleses, que nunca llega a producirse (algo que sí sucede en la otra versión); algunas pésimas interpretaciones (Brown en el rol del sargento Major se lleva la palma); o la carencia absoluta de tensión en el último tramo debido a la ausencia de la batalla citada y al totalmente anticlimático enfrentamiento entre Merrin y el anticristo, hunden el producto final en la absoluta mediocridad.

(4,5/3)

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