INTERNADO, EL (Pascal Laugier) / 2004: Virginie Ledoyen, Lou Doillon, Catriona MacColl, Dorina Lazar, Virginie Darmon, Jérôme Soufflet, Marie Herry.

   Anna, una joven embarazada (bellísima Ledoyen), llega para ejercer labores de limpieza a un gigantesco orfanato en estado semirruinoso y que está a punto de ser derruido. Allí se encontrará con Francard, la severa directora (interpretada por MacColl, conocida protagonista de 3 filmes de Lucio Fulci: Miedo en la ciudad de los muertos vivientes, 1980; El más allá, 1981; y Aquella casa al lado del cementerio, 1981); Ilinca, la cocinera (Lazar); y Marie (Herry), una joven un tanto trastornada, como únicas moradoras del recinto. Pronto comenzará a oír voces y susurros de niños y a sufrir visiones que harán que comience a investigar acerca del pasado del lugar.

   El laureado director de la polémica Martyrs, 2008, realizó su primera incursión en el género con esta fallida película. Si partimos de la base de que la historia que plantea es absurda desde el principio (¿Porqué una jovencita acude a ejercer tareas de limpieza a un enorme y semivacío internado a punto de ser demolido?); de que el clima que se intenta crear (mediante la utilización de un score que abusa en demasía de los coros infantiles; de ángulos de cámara que intentan generar sensación de opresión, de ahogo -a lo que contribuyen la multitud de planos de iconos religiosos en forma de estatuas de ángeles, vírgenes, santos…, que parecen vigilantes silenciosos de cuanto acontece en la mansión-, pese a la enormidad e infinitud de los salones y estancias del lugar; de una notable labor de fotografía, obra de Pablo Rosso -[REC] y [REC 2], Paco Plaza y Jaume Balagueró, 2007 y 2009- que sabe captar las luces y sombras de las recónditas habitaciones, así como la brillantez y la melancolía del bosque que rodea el edificio, que parece guardián de múltiples secretos) no fructifica en ningún momento, ni siquiera en un clímax que por tardío y poco convincente resulta vacuo y falto de tensión, haciendo que la película sea tediosa; de que el personaje de Ledoyen no logra conectar con el público, pues nunca quedan claras sus motivaciones, resultando ser una simple metomentodo que llega a caer incluso antipática (¿Cuál es la razón de que ahogue a los gatos de Marie?); o de que el magnífico decorado en el que se desarrollan los hechos está bastante desaprovechado, despreciando en parte su aspecto fantasmal y lúgubre, lo único que podemos concluir es que el filme da bastante menos de lo que promete.

   En los aspectos positivos, resaltar el impactante prólogo, con la violenta muerte del pequeño que se cae desde el espejo del baño, desnucándose contra el suelo; la realización de Laugier, demostrando que sabe mover la cámara; y la inclusión de pequeños detalles, como ese espejo que separa el mundo de los vivos del de los muertos, y que es roto por Anna, asemejándose entonces a la boca de un gran monstruo ornamentada por unos afilados y amenazantes dientes (los cristales destrozados), que finalmente se tragará a nuestra protagonista, ansiosa de encontrar respuestas, y que ya no regresará al mundo de los vivos. Incluso la bajada en el montacargas, dilatadísima en el tiempo, se puede interpretar como un descenso a los infiernos.

   Lo que está fuera de toda duda y no da lugar a interpretaciones es que la película recibió claras influencias de Darkness, Jaume Balagueró, 2002, otorgándoselas también a otra película del mismo director: Frágiles, 2005, y que sirvió como clarísima inspiración (reconocida, eso sí) a El orfanato, Juan Antonio Bayona, 2007, mostrando ambos filmes multitud de puntos en común (incluso el final es calcado). Eso sí, pese a que la obra española es posterior, es claramente superior, sin ningún género de dudas. 

(4/1)

CARÁTULAS Y POSTERS

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