MIL GRITOS TIENE LA NOCHE (Juan Piquer Simón) / 1982: Christopher George, Ian Sera, Linda Day George, Frank Braña, Edmund Purdom, Paul L. Smith, Jack Taylor, Gerard Tichy, Emilio Linder.

   Una serie de sangrientos y brutales asesinatos son cometidos en una universidad de los Estados Unidos, siendo las chicas el objetivo principal del homicida. Además, la policía es incapaz de detener a un criminal de identidad desconocida que aumenta su nómina de víctimas de manera exponencial y salvaje sin que nadie pueda evitarlo.

   Lamentable intento del cine patrio por imitar los parámetros del slasher norteamericano de la época (Su título allende los mares fue el explícito Pieces, y se utilizaron actores angloparlantes para captar al público extranjero) y aprovechar su tirón comercial, copiando sin pudor a películas como Viernes 13, Sean S. Cunningham, 1980, o La matanza de Texas, Tobe Hooper, 1974 (el asesino utiliza una motosierra; su frase promocional fuera de nuestro país fue: “You don´t have to go to Texas for a Chainsaw Massacre!”).

   El inefable Piquer Simón reconoció que el guión era inexistente (los asesinatos, sangrientos a más no poder, eso sí –el de la madre del asesino, a hachazos; el de la chica apuñalada en la cama de agua; y el del ascensor, o el de los baños, ambos con sierra mecánica, son claros ejemplos-, se suceden sin nexo alguno; hay escenas absurdas e hilarantes insertadas para rellenar metraje -La chica patinando que choca contra una cristalera; la repetitiva imagen del asesino haciendo el puzzle ¡¡¡con guantes!!!; la detective –Day George- atacada de noche por un profesor de judo, que, tras ser derribado, suelta: “Estaba haciendo footing y de repente me atacaron. Pero veo que no ha sido nada”-; el golpe de efecto final, de juzgado de guardia, con la mujer recompuesta con trozos de los cadáveres que cobra vida y ataca directamente a los genitales de Kendall –Sera-), pero se quedó corto, pues la música de Librado Pastor es lamentable, reduciéndose a una repetitiva y cansina pieza pianística que suena cuando actúa el asesino, y los actores son nefastos a más no poder (Véase Willard el jardinero –Smith- como ejemplo), pese a que en el reparto figuren ilustres del género, tanto patrio como estadounidense, como George, Sera, Braña, Purdom, Taylor o Linder.

   En definitiva, cine-basura sin posibilidad de redención.

(3,5/6)

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